De vez en cuando, nos sentimos abrumados por el momento que estamos viviendo. Sentimos esa incertidumbre, ese miedo a lo desconocido. Se pelean dentro nuestro las ganas de salir de nuestra zona de confort y la comodidad de quedarse donde estamos. Queremos salir ilesos de esa toma de decisiones, buscamos «lo que duela menos», lo más seguro, lo más racional.
En ese momento llega, la encrucijada. El camino se abre en dos, en tres o en un millón de caminos. La única opción es decidir.
Algunos son valientes y van por caminos que nadie marcó. Otros van asfaltando caminos de tierra. Están los que eligen lo seguro, otros que eligen el camino lleno de gente y otros que prefieren caminar solos. Unos saben por donde ir, otros preguntan y algunos se aventuran a lo desconocido.Pero vos todavía no decidís que hacer.
Por eso, cuando te encuentres ahí, haceme un favor: confía.
Confía en vos, porque sólo vos sabes que es lo que te va a hacer mejor.
Confía en la experiencia de los demás, pero siempre ten presente que somos distintos y lo que le funcionó a algunos, puede no funcionarle a otros
Confía en el universo, que va a conspirar a tu favor siempre.
Confía en equivocarte, porque vas a aprender mucho más.
Confia en que si sonreís, la decisión que tomes será más llevadera.
Confía en tus instintos, en tu intuición, a veces pensar en lo menos lógico es lo que ayuda más.
Confia en tu pasado, que te ha dado todas las herramientas para tomar esta decisión
Confia en el tiempo, que va a saber acompañarte aunque creas luego que tomaste una mala decisión.
Confía, porque la confianza es eso que te hace sentir que todo va a estar bien, eso que te da fuerzas para seguir, eso que mantiene amistades durante años y que tenemos ciegamente en algunas personas o cosas. La confianza, por sobre todo es fe.
A ese camino desconocido, a esa nueva ruta. Por eso, a fin de cuentas…sólo nos queda confiar. 
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